Una de las visitas que suelen llevan planeadas quienes reservan vuelos baratos a París es la del Panteón, edificio que combina una fachada clásica con una imponente cúpula y sirve de mausoleo a personalidades históricas ilustres. Ahora bien, el Panteón se alza en la Montaña de Santa Genoveva y esto permite conocer otro importante e interesante monumento: la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont.
Su atractivo es múltiple. En primer lugar se trata de un templo renacentista del siglo XV (que aún conserva elementos góticos previos como el rosetón), lo que para muchos lo convierte en el más bello de la ciudad, por diferente. Se alza sobre los restos de la antigua abadía de Clovis (del siglo XVI) consagrada a Santa Genoveva, la que según la leyenda detuvo a las hordas hunas de Atila y que hoy es la patrona de París (y de los gendarmes).
Durante los movimientos revolucionarios que se produjeron en Francia, su sepulcro fue abierto y el cadáver profanado, quemándose y arrojándose al Sena; en su lugar se levantó precisamente el Panteón. No obstante, aún se conservan algunas reliquias de la santa, básicamente algunos dedos y huesos, que reposan junto al sepulcro del rey Clodoveo. No son éstas las únicas tumbas importantes, pues a ambos lados del presbiterio yacen el matemático y filósofo Blaise Pascal y el dramaturgo Jean Racine..
Las peregrinaciones medievales para rendir culto a Santa Genoveva crecieron tanto que hubo que acometer obras de ampliación en la iglesia original hacia el norte de la abadía. Se iniciaron en el siglo XIII pero continuaron durante un par de centurias más, de ahí la alternancia de elementos arquitectónicos tan distintos. Primero se hicieron el ábside y el campanario; luego, unos cien años más tarde, el coro, la galería, las bóvedas de la nave y el crucero.
El interior, divido en tres naves separadas por altísimas columnas, destaca sin embargo por lo que en Francia llaman jubé: una especie de puente elevado en medio de la nave, mitad gótico y mitad renacentista, que hacía las veces de púlpito para los sermones. Diseñado por Laurent de La Hire y esculpido por Claure Lestocart, es de mármol blanco y se accede a él por dos escaleras helicoidales.
Por fuera, la fachada tiene un frontón triangular clásico sostenido por cuatro columnas y encima otro fronton semicircular con el rosetón en medio. La singuylar tlar torre aparece por detrás con otro detalle añadido posteriormente, el reloj, en 1624. Todo ello hace de Saint-Étienne-du-Mont una de las iglesias más peculiares de París, sin duda.